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Mamá Jucumera lidera refuerzos de ayuda a una tribu remota

Bivian Ariza es originaria de Colombia, quien en compañía de su pequeño hijo Lucas, llegó por primera vez a JUCUM Minneapolis en el 2011. Mientras participaba como estudiante en la Escuela de Discipulado y Entrenamiento (EDE), se despertó dentro de Bivian un profundo deseo de servir a la Señor en el ministerio. Al principio, Bivian dudó de que este anhelo se hiciera realidad alguna vez. “Siempre tendí a centrarme en los obstáculos”, reflexiona, “y no en las oportunidades”. 

Después de su EDE, Bivian volvió a su exitoso negocio de marketing en Colombia. Pero en 2016, Dios la atrajo de nuevo a JUCUM Minneapolis, ahora como estudiante en la Escuela de Desarrollo Ministerial (SOMD). El deseo de hacer algo por Dios ahora ardía como un fuego en su corazón. “Con la ayuda y el apoyo de toda la gente de JUCUM Minneapolis”, recuerda, “comencé a ver que mi sueño podía convertirse en realidad. No hay nada imposible para Dios, y Él desea que los sueños que puso en nuestros corazones se hagan realidad. Pero tenemos que dar el primer paso”.

Fue a su regreso a Colombia en agosto de 2016 que nació la Misión Zebra. Esta fundación benéfica se dedicaría a proclamar la palabra de Dios a los rincones más lejanos de la tierra, lanzando proyectos de ayuda sostenible para llevar esperanza y sustento a los más vulnerables de los pobres. El primer alcance se llevo a cabo en la inhóspita y árida región del noreste de Colombia conocida como La Guajira (Waa-hira), hogar de una tribu indígena llamada Wayú. Plagado por la violencia y la pobreza, el sufrimiento de los Wayú se ve exasperado por la escasez de agua. En los últimos ocho años, más de 8.000 personas han muerto y 34.000 sufren actualmente de desnutrición. De cada 1.000 niños nacidos entre los Wayú, 55 mueren antes de los 5 años.

Con su equipo de 14 médicos y trabajadores de desarrollo, Bivian partió de Bogotá el 8 de diciembre de 2016. Entre ellos estaba John “Pablo” Scarbrough, miembro del personal de JUCUM Minneapolis, quien está capacitado para perforar pozos de ultra bajo costo en los entornos más áridos. . Luego de 15 horas de viaje en avión, auto y lanchas militares, el equipo llegó a Punta Gallinas, morada de 130 familias Wayú que, en palabras de Bivian, “fueron abandonadas, olvidadas y sumergidas en la desesperación”.

Durante un período de cuatro días, el equipo entregó 150 paquetes de ayuda compuestos por medicinas, biblias, ropa nueva, juguetes y agua. Detrás de la carpa de ayuda, John Scarbrough trabajó asiduamente, utilizando materiales comprados localmente para abrir un pozo que proporcionaría agua potable limpia a más de 500 personas. Mientras los médicos del equipo realizaban sus exámenes médicos, se identificó a dos niños en estado crítico de desnutrición. Sin perder tiempo, Bivian llamó a un medio de comunicación nacional ubicado en la capital regional de Riohacha. No pasó mucho tiempo antes de que llegara un helicóptero militar con médicos y un equipo de cámaras. No solo se salvaron las vidas de Santiago (2 años) e Isaac (4 años), sino que millones de colombianos tomaron conciencia de la difícil situación de los Wayús, vislumbrando el trabajo que estaba realizando el equipo de Bivian. (Para ver la noticia, haga clic aquí)

Bivian concluye: “Dios levantó este equipo de voluntarios para llegar a un pueblo olvidado, para que pudiéramos dar testimonio de su inmenso amor y para que pudiéramos demostrar, una vez más, que nada es imposible para él. Una comunidad de wayús que antes vivía en la desesperación, bajo la sombra de la brujería y la superstición, ¡ahora ha visto lo que puede hacer la mano del Dios vivo!”.